FTX fue fundada en 2019 por Sam Bankman-Fried, tuvo unos inicios muy prometedores, convirtiéndose en una de las compañías líderes en el mundo de las criptomonedas, pero acabó quebrando en 2022 y provocando unas pérdidas a sus clientes que se estiman en unos 50.000 millones de euros.
Oriol Amat. Catedrático de la universitat pompeu fabra y economista
PILAR LLORET. Universitat de Vic UVIC-UCC y Universitat Oberta de Catalunya
Mi objetivo es tener impacto… Me gustaría que FTX se convirtiera en la mayor fuente de transacciones financieras del mundo.
Sam Bankman-Fried, CEO de FTX
La start-up de criptomonedas que llegó a valer 32.000 millones de dólares
Los orígenes del conglomerado se remontan a septiembre de 2017, cuando Sam Bankman-Fried estableció Alameda Research en Berkeley, California, en colaboración con Caroline Ellison, su pareja. Alameda Research desempeñaba funciones como trader de criptomonedas y, de manera no oficial, como banco, al ofrecer rendimientos del 15% a los clientes que invertían en depósitos, superando considerablemente los tipos de interés del mercado. En 2019, la sede de Alameda Research se trasladó a Hong Kong.
En ese mismo año, Sam fundó FTX con la visión de crear una plataforma de negociación de activos digitales que ofreciera una amplia variedad de productos financieros innovadores. En palabras de Sam: “Mi aspiración para FTX es que se convierta en un espacio donde puedas dar forma a tu próximo dólar según tus deseos. Puedes adquirir bitcoins, transferir dinero en cualquier divisa a cualquier amigo en cualquier parte del mundo, comprar un plátano, hacer lo que desees con tu dinero desde FTX”.
Los primeros pasos de FTX estuvieron vinculados estrechamente a Alameda Research, que se comprometía a comprar o vender criptomonedas cuando los clientes de FTX quisieran vender o comprar y no hubiera otras alternativas para llevar a cabo las transacciones. De esta manera, Alameda Research garantizaba liquidez a los clientes de FTX al facilitar operaciones de compra o venta de criptomonedas, lo que resultaba atractivo para ampliar la base de clientes de FTX.
En 2019, Changpeng Zhao, fundador de Binance, desempeñó un papel estratégico al adquirir una participación del 20% en FTX por alrededor de 100 millones de dólares, fortaleciendo así la posición financiera de FTX como una plataforma con un potencial de crecimiento significativo. La expansión continuó con la compra de Blockfolio (una aplicación de seguimiento de carteras de criptomonedas) en agosto de 2020 por 150 millones de dólares, diversificando la gama de servicios ofrecidos por la plataforma.
En 2021, FTX experimentó un crecimiento excepcional y ganó la confianza de importantes inversores como el Plan de Pensiones de los Maestros de Ontario y Blackrock. Poco después, FTX adquirió la participación de Changpeng Zhao por aproximadamente 2.000 millones de dólares y trasladó su sede de Hong Kong a las Bahamas en septiembre del mismo año. FTX se convirtió en una de las principales empresas de negociación de criptomonedas a nivel mundial, con una valoración que superaba los 32.000 millones de euros (ver figura 1).
Estructura empresarial compleja dirigida desde paraísos fiscales con poca transparencia
FTX contaba con aproximadamente 160 filiales distribuidas globalmente, incluyendo entidades en paraísos fiscales como Bahamas, Islas Caimán o Gibraltar. Las entidades motrices del conglomerado se encontraban ubicadas en paraísos fiscales que permiten operar con elevado grado de opacidad: FTX (Bahamas), Alameda Research (Delaware), FTX US (Delaware) y FTX Global (Antigua). Para operaciones en Europa, utilizaba una subsidiaria en Chipre. Según el Financial Times, la estructura empresarial de FTX era significativamente más compleja que la de Lehman Brothers, el banco que colapsó en 2008.
Un aspecto sorprendente de FTX radica en que declaraba elevados beneficios, pero no pagaba impuesto de beneficios, posiblemente como resultado de sus operaciones a través de paraísos fiscales. Esto choca con la imagen que Sam Bankman-Fried intentaba proyectar como un individuo altruista comprometido con el bien común.
Fallos en la gobernanza corporativa y en el sistema de control
FTX carecía de consejeros independientes en su consejo de administración y no contaba con comités de auditoría ni de riesgos. La ausencia de un director financiero (CFO) y un responsable contable, sumada a la falta de transparencia al no revelar sus estados financieros, evidenciaba una gestión deficiente. Al no cotizar en bolsa, la empresa eludía ciertas responsabilidades de transparencia comparadas con otras empresas de su envergadura. No disponía de un código ético, un canal para denuncias anónimas ni directrices para la prevención de fraudes.
El gobierno no tiene paciencia con el fraude y la corrupción. Puede que jugadores como Sam Bankman-Fried sean nuevos, pero este tipo de fraude, este tipo de corrupción, es tan antiguo como el tiempo
Amian Williams, fiscal federal de Estados Unidos
Auditores con conflictos de interés
A partir de 2019, FTX contrató los servicios de asesoramiento contable de Prager Metis, una firma de auditoría y consultoría contable. Posteriormente, Prager Metis asumió la tarea de auditar las cuentas de las operaciones internacionales de FTX, al tiempo que brindaba asesoramiento contable, generando un claro conflicto de interés, contrario a las normativas. Otro aspecto cuestionable es que FTX contaba con dos firmas de auditoría distintas: Armanino LLP, para las operaciones de FTX en Estados Unidos, y Prager Metis, para las operaciones offshore (fuera de Estados Unidos). La presencia de dos firmas de auditoría podría sugerir la falta de una entidad centralizada para supervisar todo el grupo y sus estados financieros consolidados. Además, ambas firmas de auditoría habían recibido sanciones recientes por prácticas cuestionables y carecían de experiencia en empresas del tamaño de FTX.
Gastos de marketing exagerados que ayudan a engañar a los clientes
En línea con muchas estafas piramidales, FTX destinó sumas significativas a gastos de marketing que resultaban inusuales para una empresa de reciente creación. En septiembre de 2021, estableció un acuerdo de patrocinio con el equipo Mercedes de Fórmula 1. En junio de 2022, comprometió 135 millones de dólares en un acuerdo de 19 años para renombrar el estadio del equipo de la NBA Miami Heat como FTX Arena. Además, FTX realizó pagos sustanciales a influyentes como Tom Brady, Stephen Curry, Shaquille O’Neal y Larry David para que fueran embajadores de la empresa. Kevin O’Leary, por ejemplo, admitió haber recibido 15 millones de dólares para promover FTX. La cantante Taylor Smith también reveló que, unas semanas antes de la quiebra de FTX, le ofrecieron 100 millones de dólares para promocionar la empresa. Otro ejemplo de estas prácticas serían los eventos que organizaba FTX, como el que contó con la participación en Bahamas del expresidente norteamericano Bill Clinton y del exprimer ministro británico Tony Blair. Estas prácticas contribuyeron a que más de un millón de clientes confiaran su dinero a las empresas lideradas por Sam.
Sam Bankman-Fried, una persona peculiar y excéntrica
Sam, nacido en 1992, provenía de una familia de académicos de Stanford. Antes de emprender la creación de FTX, Bankman-Fried acumuló experiencias diversas en el sector del trading, desempeñando roles en Jane Street Capital, una firma de trading con presencia en Nueva York y varios países, especialmente en Europa y Asia. En Jane Street Capital adquirió conocimientos en técnicas de arbitraje y estableció conexiones con parte del equipo que posteriormente lideraría FTX. Llegó a ostentar el 90% del capital de la empresa y, en el apogeo de FTX, su patrimonio alcanzó los 26.500 millones de dólares, según Bloomberg, principalmente compuesto por acciones de FTX y tokens digitales.
El estilo de vida de Sam estaba marcado por excentricidades, atribuidas desde su juventud a un rasgo genial de su personalidad. Publicaba en redes sociales fotos durmiendo junto a su escritorio y era conocido por su pasión por los videojuegos. Aunque públicamente abogaba por el altruismo y la filantropía, su estilo de vida contradecía estas afirmaciones, como evidenciaba su lujosa residencia en las Bahamas, valorada en 35 millones de dólares, compartida con nueve personas, incluyendo a la CEO de Alameda Research, Caroline Ellison; al cofundador de FTX, Gary Wang; al director de ingeniería de FTX, Nishad Singh, y a su amigo universitario Adam Yedidia. Además, sus padres adquirieron 19 propiedades de lujo frente a la playa en las Bahamas por 121 millones de dólares a través de una filial de FTX. A pesar de proclamar su desinterés y deseo de contribuir al bien común, Bankman-Fried recibió pagos significativos de FTX, incluyendo 250,4 millones de dólares en 2020 y 22,7 millones de dólares en 2021, únicamente en concepto de regalías por programas informáticos, como se mencionó anteriormente.
Quería hacerme rico, no porque me gustara el dinero, sino porque quería donar ese dinero a la caridad
Sam Bankman-Fried, CEO de FTX
Desvío de depósitos de los clientes para cubrir pérdidas y quiebra
A finales de 2021, la burbuja de las criptomonedas pinchó y su cotización cayó con fuerza (ver figura 2). El bitcoin, por ejemplo, que había llegado a cotizar a 64.400 dólares en noviembre de 2021, perdió en pocos meses más de un 60%. Alameda Research, al igual que muchas compañías que crecieron al calor de la revalorización de las criptomonedas, experimentó importantes pérdidas. Poco después, FTX utilizó una parte importante de los depósitos de sus clientes para cubrir las pérdidas de Alameda, lo cual era ilegal. Como se puede comprobar en la cronología, a partir de agosto de 2022 los problemas fueron multiplicándose (inspecciones de las autoridades, noticias negativas en los medios de comunicación, los clientes empiezan a retirar depósitos y provocan una crisis de liquidez y, al final, se produjo la quiebra final del grupo), (ver figura2).
En pocos días, Sam Bankman-Fried, principal accionista de FTX y Alameda Research, vio esfumar todo su patrimonio. En ese momento, Sam tenía 31 años. Unos meses más tarde, Sam fue declarado culpable de diversos fraudes, incluyendo el robo de depósitos de sus clientes.
Lecciones de la caída de FTX
La dramática caída de FTX, en un momento considerada entre las principales empresas en el mundo de las criptomonedas, subraya de manera contundente los riesgos inminentes en el ecosistema empresarial, especialmente en sectores tan volátiles como el comercio de criptomonedas. FTX tuvo una serie de errores fundamentales, desde deficiencias en la gobernanza corporativa hasta prácticas financieras opacas y conflictos de interés. La amalgama de estos problemas, en conjunto con una gestión desacertada y un crecimiento rápido impulsado por estrategias de marketing cuestionables, condujo a la quiebra de la empresa, dando como resultado pérdidas significativas para sus clientes.
De este caso se pueden extraer lecciones y recomendaciones para el futuro:
• Transparencia y gobernanza efectiva:
Priorizar la transparencia en todas las operaciones, estableciendo estructuras de gobernanza robustas.
Incorporar consejeros independientes y comités de auditoría para mitigar riesgos.
Adherirse a prácticas éticas como un fundamento sólido para la toma de decisiones.
• Auditorías independientes y supervisión rigurosa:
Contratar auditores independientes, con experiencia y sin conflictos de interés, para asegurar la integridad financiera.
Implementar mecanismos internos de supervisión rigurosa para fortalecer la rendición de cuentas.
• Marketing prudente:
Evitar gastos de marketing exorbitantes sin respaldo en un rendimiento financiero sólido.
Centrar las estrategias de marketing en la autenticidad y el valor tangible para los clientes.
• Énfasis en la ética empresarial:
Establecer códigos éticos claros y accesibles para todos los miembros de la organización.
Implementar canales de denuncia anónima y directrices para la prevención de fraudes, fomentando así una cultura empresarial ética y responsable.
• Prácticas financieras transparentes:
Comprometerse a divulgar información financiera precisa y clara.
Evitar la opacidad en las transacciones financieras y la evasión fiscal, reconociendo las consecuencias catastróficas que pueden derivarse.
La debacle de FTX resalta la imperiosa necesidad de aprender de los errores del pasado para construir un futuro empresarial más seguro y sostenible. Las empresas deben ser plenamente conscientes de los peligros potenciales, fortalecer sus prácticas empresariales y abrazar la responsabilidad y la ética como pilares fundamentales de su gestión