El término de regulación macroprudencial hace referencia al enfoque en la regulación financiera dirigido a mitigar el riesgo del sistema financiero (o riesgo sistémico) como un todo.
FRANCISCO MENARGUES GARCÍA. Decano del Ilustre Colegio Oficial de Economistas de Alicante. Presidente del Consejo de Colegios de Economistas de la Comunidad Valenciana. Miembro del Pleno y de la Comisión Permanente del Consejo General de Economistas
La política macroprudencial ha cobrado especial protagonismo desde que la crisis financiera global de 2007-2008 mostrase que salvaguardar la solvencia individual de las entidades financieras puede ser una condición necesaria, pero no suficiente, para garantizar la estabilidad financiera. La quiebra de Lehman Brothers en 2008 y la más reciente del Silicon Valley Bank en 2023 han mostrado cómo los problemas en una entidad pueden generar inestabilidad en todo el sistema financiero a través de las interrelaciones entre las entidades. Es decir, es posible que las actividades de una entidad financiera, dadas las circunstancias macroeconómicas actuales y dado el comportamiento de las otras entidades financieras y las conexiones entre ellas, supongan un riesgo potencial para la estabilidad financiera de todo un país.
La política macroprudencial es la encargada de garantizar la solidez del sistema financiero ante el riesgo sistémico
ASEGURAR LA SOLVENCIA
Antes de la crisis financiera global se consideraba que, para lograr el objetivo de tener un sistema financiero sólido, seguro y estable, bastaba con asegurar la solvencia de cada entidad financiera de forma individual. Sin embargo, la crisis tuvo su origen en la acumulación de ciertos desequilibrios en el sector financiero que tenían una dimensión esencialmente macroeconómica, lo que puso de manifiesto que el enfoque microprudencial, entidad a entidad, mercado a mercado, era insuficiente para asegurar la estabilidad financiera del sistema en su conjunto. Para asegurarla se creyó necesario que los responsables de la política económica dispusieran de un conjunto de instrumentos propios adicionales. Más específicamente, la política macroprudencial es la encargada de garantizar la solidez del sistema financiero ante el riesgo sistémico, que es el riesgo de que la inestabilidad financiera se vuelva tan generalizada que dificulte el funcionamiento del sistema hasta tal punto que el crecimiento económico y el bienestar de la población se vean afectados negativamente. Los instrumentos de política macroprudencial emergen en este contexto con el objetivo de incrementar la estabilidad financiera, limitando el riesgo sistémico y complementando a los tradicionales instrumentos microprudenciales centrados en reducir el riesgo individual de cada entidad. El prefijo macro alude, por un lado, a que adopta un enfoque que tiene en cuenta el conjunto del sistema financiero y, por otro, a que pretende estabilizar el ciclo financiero, por las repercusiones de este en el ciclo económico. El término prudencial se refiere a que tiene que actuar preventivamente, en primer lugar, intentando disminuir la acumulación de riesgo sistémico o su eventual materialización y, en segundo lugar, generando colchones (principalmente, recargos en los requerimientos de capital de los bancos) que permitan amortiguar el impacto del riesgo sistémico en caso de que se produzca. Los instrumentos de política macroprudencial pueden agruparse en tres categorías:
. Medidas relacionadas con el capital.
. Medidas relacionadas con los prestatarios.
. Medidas relacionadas con la liquidez.
Se ha constatado que la aplicación de estos instrumentos mejora la capacidad de resistencia del sistema financiero incrementando los colchones de capital y de liquidez. Hay que señalar que la política macroprudencial no puede considerarse separadamente, puesto que las medidas microprudenciales, macroprudenciales y de política monetaria están estrechamente vinculadas, debido a que la política monetaria puede afectar a la estabilidad financiera y a que la política macroprudencial puede influir sobre la estabilidad de precios al compartir ambas el mercado de crédito como canal de transmisión. Por otra parte, cabe esperar que en los próximos años haya importantes avances en el desarrollo de políticas macroprudenciales en el ámbito de los mercados de valores y compañías aseguradoras. La política macroprudencial para el sector bancario puede no ser suficiente para contener los riesgos sistémicos que amenazan la estabilidad financiera si deja fuera el resto de los sectores financieros. Cabe esperar que el conjunto de herramientas macroprudenciales desarrolladas, así como la creación de la Autoridad Macroprudencial Consejo de Estabilidad Financiera (AMCESFI), contribuyan a reducir la probabilidad de ocurrencia de crisis financieras en el futuro y, llegado el caso, a mitigar su impacto sobre la economía real y el bienestar del conjunto de la sociedad