Existe una oportunidad única para involucrar a las pymes en el nuevo paradigma de la sostenibilidad corporativa, potenciar su papel como stakeholder clave en las cadenas de valor y demostrar que la sostenibilidad es una oportunidad de negocio.
GERARD VALLS TUÑÓN. Especialista en alianzas estratégicas en Save the Children
¿POR QUÉ AHORA? UN TRINOMIO SIN PRECEDENTES
Las múltiples y profundas crisis mundiales actuales, o policrisis, tienden a hacer que las cadenas de suministro globales sean más complejas y volátiles. El impacto de shocks, tanto externos como provocados, cada vez más impredecibles y frecuentes (pandemia, genocidios, emergencia climática, atascos en el canal de Suez o el estrecho de Malaca, constante sequía en el canal de Panamá, bloqueo ruso a puertos ucranianos, ataques hutíes en el mar Rojo), refuerza la necesidad de establecer y sostener cadenas de suministro sostenibles y resilientes.
El nuevo marco regulatorio europeo en materia de sostenibilidad social y medioambiental para empresas —por primera vez en la historia, obligatorio y penalizable— actúa como contrapeso para generar confianza y coherencia. Por un lado, la Directiva CSDDD afectará a unas 6.900 empresas en la UE (alrededor de 500 de ellas españolas) y será aplicable progresivamente a partir de 2027, transponiéndose como legislación nacional en 2026. Por otro lado, este marco no aplica de manera directa a las pymes antes de 2030, pero exige que grandes empresas capaciten, preparen y provengan de asistencia técnica a sus proveedores y socios comerciales, muchos de ellos pymes, con tal de protegerles de cargas innecesarias y reducir el coste administrativo necesario para cumplir con la normativa.
La regulación obliga a grandes empresas, además, a invertir en sus cadenas de valor (chain of activities, tal y como se refiere el texto oficial), financiando e implementando proyectos junto a sus socios y obteniendo garantías contractuales de pymes en términos justos y no discriminatorios. Si bien la exclusión de las pymes como objeto jurídico en el texto legal finalmente aprobado por la Comisión Europea fue, precisamente, una polémica sorpresa de última hora, la CSDDD es la legislación más favorable para las pymes hasta la fecha. Este hito, por lo tanto, las pone en el foco de la sostenibilidad durante la próxima década.
El nuevo paradigma de la sostenibilidad corporativa evidencia el retorno de las inversiones en sostenibilidad. Primero, los inversores reconocen que la consideración de criterios ESG (Environmental, Social and Governance) en las valoraciones de las inversiones genera resultados competitivos a largo plazo. Segundo, la creación de valor, la diferenciación de marca y la responsabilidad social atrae a nuevos clientes y talento. Tercero, debido al alto coste administrativo, capacidad o falta de recursos, sigue existiendo una clara diferencia entre grandes y pequeñas empresas con respecto al nivel de implementación de medidas en sostenibilidad. Según un estudio reciente del Pacto Mundial de la ONU España, el 28% de las pymes y microempresas disponen de estrategia de sostenibilidad, y el 81% considera que integrar la sostenibilidad les proporciona una ventaja competitiva en su sector.
VÍSTEME DESPACIO QUE TENGO PRISA
Ya sea por convicción u obligación, cualquier empresa, independientemente de su dimensión, debe definir primero, e integrar después, su estrategia de sostenibilidad.
El nuevo paradigma impulsa a toda empresa a repensar su forma de operar a lo largo de su cadena de valor, tratándose de un proceso con visión de largo plazo y gradual, pero realista.
• Alineación estratégica, evaluación del mercado y mapeo de la cadena de valor, involucrando a todos los grupos de interés en el diseño de prácticas sostenibles.
• Capacitación, formación interna y asesoramiento de expertos en sostenibilidad y en normativas europeas. Revisión de prácticas empresariales conforme a regulaciones.
• Visibilizar y resaltar los beneficios financieros de invertir en sostenibilidad. La transparencia y el compromiso con la sostenibilidad generan confianza entre inversores, empleados y socios.
• Evaluación del desempeño en materia ESG, benchmarking y comparación con industria, identificando gaps y oportunidades.
• Definición del plan de acción ESG 2030:
– Concretar KPI y prioridades estratégicas
– Asignación de roles y responsabilidades con claro liderazgo y transversal
– Identificación y selección de socios complementarios que generen valor compartido para crear productos y servicios al servicio de la sociedad
– Mejora de tecnologías, bases de datos digitales y nuevas herramientas ESG para obtener mayor visibilidad y trazabilidad en la cadena de valor
– Definición del enfoque de gestión proactiva de riesgos
• Seguimiento, monitoreo y reporting en línea con normativas, por ejemplo, la CSRD.
• Plan de comunicación, aprendizajes y retroalimentación