La curva de Beveridge es una representación gráfica que ilustra la relación inversa entre la tasa de desempleo y la tasa de vacantes laborales en una economía. Esta relación se basa en la observación de que, en general, cuando hay un alto nivel de desempleo, las vacantes laborales tienden a ser bajas, y viceversa.
FRANCISCO J. TATO JIMÉNEZ. Decano del Colegio Profesional de Economistas de Sevilla
Este fenómeno ha sido objeto de estudio en la economía laboral y ha sido fundamental para entender la dinámica del mercado de trabajo.
La curva fue nombrada en honor a William Beveridge, un economista británico que, en su informe de 1942 sobre el bienestar social en el Reino Unido, destacó la importancia de la creación de empleo y la reducción del desempleo. La relación que la curva describe se puede explicar a través de varios factores, incluyendo la fricción en el mercado laboral, la calidad de la información disponible para los trabajadores y empleadores, y las habilidades requeridas para los puestos vacantes.
Un aspecto clave de la curva de Beveridge es su capacidad para reflejar la eficiencia del mercado laboral. Un desplazamiento hacia la derecha de la curva indica un aumento en la tasa de vacantes para un nivel dado de desempleo, lo que sugiere que hay una mayor dificultad para llenar los puestos vacantes. Esto puede ser resultado de un desajuste entre las habilidades de los trabajadores desempleados (oferta) y las demandas de los empleadores, lo que se conoce como desempleo estructural (PISSARIDES, 2000).
Por otro lado, un desplazamiento hacia la izquierda de la curva puede indicar una mejora en la eficiencia del mercado laboral, donde una menor tasa de desempleo se asocia con una menor cantidad de puestos de trabajo disponibles. Este fenómeno puede ser el resultado de políticas laborales efectivas, una mejor capacitación de los trabajadores (oferta), o una economía en crecimiento que genera más empleos (demanda) (BLANCHARD; DIAMOND, 1994).
Es importante señalar que la curva de Beveridge no es estática; puede cambiar con el tiempo debido a factores económicos, demográficos y tecnológicos. Por ejemplo, durante una recesión económica, es probable que la curva se desplace hacia la derecha, reflejando un aumento en el desempleo y una disminución en los puestos de trabajo disponibles. En contraste, en períodos de expansión económica, la curva puede desplazarse hacia la izquierda, indicando una reducción en el desempleo y un aumento en la demanda laboral (DAVIS et al., 2012).
La política económica puede influir en la posición de la curva de Beveridge. Las políticas que fomentan la formación y capacitación de los trabajadores pueden ayudar a reducir el desempleo estructural y, por ende, desplazar la curva hacia la izquierda. Asimismo, las políticas que mejoran la información en el mercado laboral, como plataformas de empleo en línea, pueden facilitar la conexión entre empleadores y trabajadores, optimizando así la asignación de recursos en el mercado laboral (KATZ; KRUEGER, 2016).
En definitiva, la curva de Beveridge es una herramienta fundamental para entender la dinámica del mercado laboral. Su análisis permite a los economistas y responsables de políticas identificar desajustes en el mercado de trabajo y diseñar intervenciones adecuadas para mejorar la eficiencia del mismo. A medida que las economías evolucionan, la curva de Beveridge seguirá siendo un indicador clave para evaluar la salud del mercado laboral y la efectividad de las políticas implementadas.
Si nos fijamos en el mercado laboral español, varios han sido los factores que han influido en la representación de la curva de Beveridge. En lo que se refiere a la tasa de desempleo, España ha experimentado una disminución gradual de la misma desde los picos alcanzados durante la crisis económica de 2008 y la pandemia de COVID-19. Sin embargo, la tasa de desempleo sigue siendo relativamente alta en comparación con otros países europeos, lo que podría situar a España en un punto de la curva de Beveridge donde aún hay un número significativo de puestos de trabajo que no se cubren.
En lo que se refiere a las vacantes laborales, a medida que la economía se ha ido recuperando, se ha observado un aumento de estas, especialmente en sectores como la tecnología, la salud y la construcción. Este aumento en las vacantes puede reflejar un desajuste entre las habilidades de los trabajadores desempleados y las demandas del mercado laboral, lo que desplazaría la curva de Beveridge hacia la derecha.
Y esto no hace sino poner de manifiesto un desajuste estructural, que quizá tenga su origen en la falta de habilidades específicas en la fuerza laboral española. Muchos empleadores reportan dificultades para encontrar candidatos adecuados para puestos vacantes, lo que sugiere que la curva de Beveridge podría estar desplazada hacia la derecha, indicando un alto desempleo a pesar de la existencia de vacantes.
Así, las políticas laborales, a través de las reformas implementadas en los últimos años en nuestro país, han buscado mejorar la flexibilidad del mercado laboral y fomentar la creación de empleo. Sin embargo, el efecto de estas políticas no ha sido el deseado, ya que si bien ha tenido un impacto positivo en la reducción del desempleo, no tanto en la mejora de la correspondencia entre vacantes y trabajadores, como para desplazar la curva hacia la izquierda en el futuro.
Finalmente, no debemos olvidar que la transformación digital ha creado nuevas oportunidades de empleo, pero también ha llevado a la obsolescencia de ciertas habilidades. Esto puede contribuir a un desajuste en el mercado laboral, afectando la posición de la curva de Beveridge.
En definitiva, la representación de la curva de Beveridge en el contexto actual del mercado laboral de España en 2024 podría mostrar un desajuste significativo, con una tasa de desempleo aún elevada en comparación con el número de vacantes disponibles. Este fenómeno resalta la importancia de abordar las cuestiones de formación y capacitación para mejorar la correspondencia entre la oferta y la demanda de empleo en el país
Referencias:
BLANCHARD, O.; DIAMOND, P. (1994). The Beveridge Curve. Brookings Papers on Economic Activity, 1-60.
DAVIS, S. J.; FABERMAN, R. J.; HALTIWANGER, J. C. (2012). Labor Market Flows in the Cross Section and Over Time. Journal of Labor Economics, 30(3), 497-532.
KATZ, L. F.; KRUEGER, A. B. (2016). «The Rise and Nature of Alternative Work Arrangements in the United States, 1995-2015». NBER Working Paper, 22667.
PISSARIDES, C. A. (2000). Equilibrium Unemployment Theory. MIT Press.