Hace casi un año, la Asamblea General de la ONU adoptó la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, un plan de acción a favor de las personas, el planeta y la prosperidad que también tiene la intención de fortalecer la paz universal y el acceso a la justicia distribuido en 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Para hablar sobre los principales retos que recoge este documento, contamos con la colaboración de siete colegios profesionales que nos dan su visión desde su ámbito competencial. En este artículo, tratamos el séptimo objetivo: garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para todos.
Texto: Jordi Guix i Armengou. Decano del Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Cataluña.
La energía es un elemento fundamental para garantizar el progreso sostenible de la sociedad. Así ha sido desde el origen de la humanidad. Desde el fuego, que permitió mejorar su alimentación y elaborar las primeras herramientas con los metales, hasta el uso masivo que se ha hecho en los dos últimos siglos de los combustibles fósiles -carbón y petróleo-, carburantes que, asociados a las mejoras tecnológicas que comenzaron con la introducción de la máquina de vapor, han cambiado totalmente la organización social en implantar una cultura industrial que ha permitido el progreso y bienestar de la sociedad.
Pero no todo ha sido positivo. Por el uso que hemos hecho de la energía estamos pagando importantes peajes y poniendo en riesgo el futuro de las nuevas generaciones. Se ha producido un grave deterioro del medio ambiente, han crecido las desigualdades sociales, se agotan algunos recursos naturales, etc. El sueño de una sociedad más justa y equitativa tampoco se cumple en el campo de la energía.
Las energías renovables tienen el máximo respeto por el medio ambiente físico, porque reducen el nivel de residuos y, además, son inagotables. Desarrollarlas es, pues, una obligación de todos y, también, de los gobiernos
Un giro de 180º
Debemos cambiar nuestros patrones de comportamiento energético. Un desarrollo sostenible nos ha de llevar, no sólo a evitar un mayor deterioro del medio ambiente, sino a mejorar de forma significativa: tenemos que conseguir que todos los integrantes de nuestra sociedad puedan hacer uso y disfrutar de la energía. Y hemos de preservar los recursos naturales para las generaciones futuras, que con toda seguridad podrán hacer un uso mejor de ellos.
Las energías renovables cumplen con todos estos requisitos, ya sea aprovechando la energía solar, térmica o fotovoltaica, la energía eólica, la hidráulica, la geotérmica, etc. En primer lugar, son energías distribuidas geográficamente, lo que significa que están disponibles en todo el mundo y no de forma concentrada como las fósiles. Los progresos de la ingeniería en su forma de aprovechamiento, fundamentalmente en la conversión en energía eléctrica o térmica, han hecho que sus costes se hayan reducido de forma drástica; su tecnología se ha simplificado y cualquiera puede utilizarla y disfrutarla de forma sostenible, consiguiendo que cada día sean menores los problemas que surgen al hacer uso de ella.
Estas energías renovables tienen el máximo respeto por el medio ambiente físico, porque reducen el nivel de residuos y, además, son inagotables. No sólo eso, sino que su implantación representa una gran oportunidad para todos, tanto para los países más avanzados como para los menos avanzados, reduciendo así las desigualdades, uno de nuestros retos más importantes.
Desarrollar las energías renovables en todos los niveles es, por tanto, una obligación de todos y también de los gobiernos, que deben incentivarlas, promoviendo las legislaciones adecuadas y con garantías jurídicas más allá de las legislaturas.