Donald Trump se ha marcado como objetivo generar 25 millones de empleos en la próxima década. Un instrumento fundamental para lograrlo es una política comercial proteccionista respecto a las potencias que registran superávits comerciales con EE. UU.
DR. ALEXANDRE MUNS RUBIOL y DRA. CASILDA GÜELL. Profesores de OBS Business School.
El nuevo presidente pretende que dichos países exporten e inviertan más en EE.UU., además de eliminar trabas para las exportaciones de las compañías nacionales. Inicialmente amenazó con aplicar aranceles muy elevados a sus importaciones, así como imponer multas a las empresas que deslocalizaran empleos. Dicha estrategia provocaría una guerra comercial. Por consiguiente, el 31 de marzo de 2017, Trump encargó para finales de junio un estudio de las posibles medidas a tomar contra los países con mayores superávits comerciales con EE. UU.
Aplicar aranceles o contingentes (límites cuantitativos) a sectores económicos vulnera las normas de la Organización Mundial del Comercio, pero la Ley de Comercio de EE.UU. de 1974 permite imponer tasas compensatorias (parecidas a un arancel) si una empresa nacional puede demostrar que está siendo perjudicada por un incremento de importaciones.
La nueva Administración asimismo aplicará tasas compensatorias contra las empresas que exportan sus productos en EE.UU. a precios inferiores al coste de producción, especialmente en el sector del acero.