La singular “pareja” que configuran los datos de crecimiento y desigualdad en diversos países del mundo no deja lugar a dudas: en nuestra sociedad post-crisis, si bien el ritmo de la economía ha tomado el camino de la desaceleración, la brecha de las desigualdades, en cambio, no solo no se ha reducido sino que se ha ensanchado.
*Proyecciones.
** El índice de Gini mide el grado en que la distribución de los ingresos (o, en algunos casos, los gastos de consumo) entre individuos u hogares dentro de una economía se desvía de una distribución perfectamente igual, representando un índice 0 una igualdad perfecta y 100 total desigualdad.
Así lo demuestran los datos que recopilan diversos organismos como, entre otros, el Banco Mundial o la OCDE. Y es que según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, la desigualdad de los ingresos en los países de la OCDE se encuentra en su nivel más alto de los últimos 25 años: un cuarto de siglo atrás, el 10% de la población más rica de los países de la OCDE tenía unos ingresos medios siete veces superiores a los de la población más pobre. Hoy, la brecha se ha ampliado en 2,5 puntos. Un entorno difícil en el que las tensiones sociales y las fricciones políticas encuentran un apropiado caldo de cultivo.