Jesús Aguilar es el máximo representante de los farmacéuticos españoles, cargo al que llegó en 2015 tras una larga trayectoria en la industria y en diversas organizaciones colegiales. Con él hemos hablado de la situación actual de la Farmacia española, una de las mayores damnificadas por los recortes, y de los objetivos que el sector persigue para mejorar la calidad de vida de los pacientes y la sostenibilidad de nuestro sistema sanitario público.
Texto: Berta Seijo
Fotos: Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos
“No hay que olvidar que miles de farmacias, a pesar de no cobrar, continuaron facilitando medicamentos a sus pacientes”
En su toma de posesión como presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos afirmó: “Es la hora de contar con la Farmacia y reconocer su esfuerzo”. ¿Qué lugar merece realmente la Farmacia y, por ende, el farmacéutico comunitario?
Las diferentes administraciones y los sistemas sanitarios autonómicos pueden y tienen que contar con la red de 22.000 farmacias y 48.500 farmacéuticos que trabajan en las mismas. En la actualidad ya colaboramos y trabajamos en coordinación con el resto de profesionales y estructuras sanitarias, pero la farmacia puede hacer más y dar respuesta a los nuevos retos de los pacientes.
Una de las prioridades del Consejo es avanzar hacia una farmacia más asistencial. ¿Qué tipo de atención pueden ofrecer a los pacientes?
Por ejemplo a la hora de fomentar la adherencia terapéutica; en la actualidad existe una falta de adherencia del 50% en el tratamiento farmacológico de múltiples patologías. También podemos contribuir ayudando a los pacientes a tomar bien sus medicamentos, cumpliendo así los objetivos de salud perseguidos y evitando errores asociados.
¿Qué ventajas conllevaría para todos reforzar este rol asistencial?
Los datos de un estudio de investigación que desarrollamos con la Universidad de Granada demostraron que la intervención del farmacéutico en el seguimiento farmacoterapéutico de los tratamientos de los pacientes conseguía reducir en un 54,1% los problemas de salud no controlados, en un 53,1% el número de pacientes que acudieron a urgencias, y en un 59,8% el número de pacientes hospitalizados. Esto significa que si el seguimiento se aplicase a todos los pacientes crónicos mayores de 65 años y polimedicados de España, se podría generar un ahorro al sistema sanitario de hasta 2.272 millones de euros.
“Si el seguimiento farmacoterapéutico de los tratamientos se aplicase a todos los pacientes crónicos mayores de 65 años y polimedicados, se podría generar un ahorro al sistema sanitario de hasta 2.272 millones de euros.”
Ustedes defienden que el sistema farmacéutico español es un ejemplo para muchos países del mundo. ¿En qué aspectos destacamos?
Efectivamente, y así se ha confirmado con nuestra incorporación a Marca España, con la que firmamos un convenio para promover la proyección internacional del modelo español de Farmacia. En el mismo se reconocía que nuestro país destaca por una red de 20.000 farmacias con una planificación que permite que el 99% de los españoles disponga de una farmacia donde vive, algo impensable en otros países. Además, nuestro modelo sobresale por su capacidad de innovación, liderando la implantación de la receta electrónica (presente ya en el 100% de las farmacias). El modelo es igualmente único como motor de empleo, con 80.000 profesionales. Es un empleo cualificado (casi un 60% de los trabajadores cuenta con estudios universitarios superiores), estable (el 91% de los contratos son fijos), femenino (el 74% de los profesionales son mujeres), y cada vez más joven (el 49% de los trabajadores son menores de 44 años).
¿La crisis ha puesto en riesgo la eficacia y eficiencia del modelo farmacéutico español?
El impacto directo de las medidas económicas puestas en marcha en los últimos años –en momentos de crisis económica– ha llegado a comprometer la viabilidad de muchas farmacias y el potencial sanitario y social de la red de farmacias. En los últimos seis años, la Farmacia, que representa el 15% del gasto sanitario, ha generado el 43,3% del ahorro total del Sistema Nacional de Salud. Además, la retribución de las farmacias se ha reducido en un 31%.
La Farmacia en España tiene puntos fuertes pero también algunos frentes abiertos. ¿Los impagos son a día de hoy una realidad que sigue poniendo en riesgo la capacidad de aguante de muchas farmacias españolas?
Efectivamente, a todas las medidas económicas de los últimos 20 años se sumó el retraso en el pago de los medicamentos de los pacientes por parte de algunas comunidades autónomas, no todas. En este punto hay que reconocer las soluciones que se aprobaron y que permitieron estabilizar la situación, como el Plan de Pago a Proveedores o el Fondo de Liquidez Autonómica. Pero no hay que olvidar lo mal que lo pasaron miles de farmacias, que, desde la responsabilidad sanitaria y a pesar de no cobrar, continuaron facilitando los medicamentos a sus pacientes.
Otro debate abierto es la financiación de la sanidad española. ¿Ve en el copago farmacéutico (en vigor desde 2012) una medida óptima de recaudación adicional? ¿O existen alternativas?
El copago debe ser lo más justo posible y para ello se pueden hacer las revisiones oportunas, siempre y cuando no impidan a ningún paciente acceder a los medicamentos que necesita. En paralelo, hay que explorar todas las partidas para terminar con las bolsas de ineficiencia de la sanidad pública. La Farmacia ya ha demostrado que es eficaz (aportando salud al paciente) y eficiente (contribuyendo a la sostenibilidad del sistema sanitario).
Por último, desde el Consejo critican la derivación de medicamentos de la farmacia comunitaria a la hospitalaria. ¿Qué inconvenientes supone esta medida para los ciudadanos y para el sistema sanitario?
Así es, durante los últimos años estamos viendo como una serie de medicamentos se están derivando a los hospitales sin ninguna justificación sanitaria, solo por motivos económicos. Es incoherente habernos dotado del mejor sistema de receta electrónica de Europa y que ahora los pacientes tengan que ir primero a la farmacia del hospital a que le dispensen su medicamento y después a su farmacia habitual para recoger el resto de fármacos. Todo esto genera gastos innecesarios al paciente y dificulta el correcto cumplimiento de los tratamientos.