Los informes de perspectivas mundiales publicados en la primavera de 2018 coinciden en indicar una evolución algo más favorable del conjunto de la economía mundial, acentuando al alza la trayectoria iniciada a mediados de 2016. Aparecen, sin embargo, unos riesgos a medio plazo que requieren atención y medidas más decididas que las adoptadas hasta ahora.
JOAN TUGORES QUES. Catedrático de Economía de la UB.
«Alcanzando más fuerza, pero con tensiones crecientes» es el título explícito del documento de la OCDE de marzo de 2018. A los temas ya más conocidos, como los cambios demográficos, la evolución de la productividad, las dudas sobre el grado de efectiva corrección de las fragilidades financieras y las fricciones sociopolíticas y geoestratégicas, se añade, ahora, el temor a una escalada proteccionista.
El cuadro adjunto resume los rasgos más destacados de las previsiones para 2018 y 2019 presentadas por el FMI en abril de 2018. En él destaca como la continuidad de la recuperación se hace más firme (sin alcanzar, sin embargo, las tasas de crecimiento de antes de la crisis, que, cabe recordar, tenían un fuerte componente insostenible) y, además, está ampliamente difundida entre países y regiones de la economía mundial. Una expansión sincronizada es el calificativo que se utiliza. Aunque también apunta que son necesarias medidas para evitar que la mejora sea transitoria. «Reparar el tejado» aprovechando la mejor situación macroeconómica global es, también, un símil muy repetido.
El diferencial a favor de las economías emergentes y en desarrollo respecto del conjunto de las avanzadas se prevé que se amplíe, continuando la tendencia también iniciada en 2016, pasando de 2,5 puntos a cerca de 3. Ya no son sólo las economías asiáticas las que van al alza –llegando a compensar, incluso, la ligera desaceleración de China–, sino que también América Latina parece salir de unos años de estancamiento, con mejores datos para Brasil y México. Los datos del conjunto de África subsahariana y de la región de Norte de África y Oriente Medio se prevén, así mismo, al alza.
Ya no son sólo las economías asiáticas las que van al alza –llegando a compensar, incluso, la ligera desaceleración de China–, sino que también América Latina parece salir de unos años de estancamiento, con mejores datos para Brasil y México
En cuanto a las economías avanzadas, las perspectivas para Estados Unidos se sitúan por encima de las de Europa, aunque en ambos casos las estimaciones para 2019 son algo inferiores a las referidas para 2018. En la zona euro, las cifras de Alemania y España destacan, con revisiones al alza en 2018, aunque no son tan optimistas para el año siguiente. La necesidad de estrategias a medio plazo para evitar que la mejora de la recuperación sea sólo transitoria es, pues, especialmente importante para Occidente.