Quizás una de las resoluciones de año nuevo de Theresa May era llevar a cabo con éxito el brexit. A día de hoy, sin embargo, habremos de esperar hasta Halloween para acabar con la incertidumbre. ¿Vamos a construir más muros o más puentes? ¿Y qué consecuencias -del proteccionismo en el mundo actual- podemos anticipar? Para determinarlas, antes debemos comprender la naturaleza de los bienes.
ESTEFANIA SANTACREU-VASUT. Profesora de Economía de ESSEC Business School.
Y, en particular, de los bienes ‘de la naturaleza’, como son la innovación, la paz social y el medio ambiente. Las ideas, la convivencia y la polución son bienes diferentes a los demás porque son bienes de naturaleza no-rival. Es decir, son bienes cuyo consumo, por parte de un individuo, no disminuye la capacidad de otra persona para consumirlos.
Además, pueden ser bienes que mejoran nuestra calidad de vida, como los derivados de la innovación, pero también bienes que la empeoran, como la contaminación. Respirar aire contaminado no disminuye la cantidad de contaminación que otros respiran. Y dado que el coste de la contaminación afecta tanto nuestra salud como la salud de los demás, tendemos a contaminar en exceso.
Deshacer la globalización y construir muros en lugar de puentes puede parecer una solución atractiva frente a los desafíos migratorios, medioambientales y sociales. Pero ello solo disminuirá nuestra capacidad para resolver los desafíos globales del futuro, sin hacer que estos desaparezcan.