Los equipos mediocres, o de bajo rendimiento, puede que sobrevivan durante épocas de estabilidad económica, y cuando están dentro de organizaciones que viven una situación de privilegio en el mercado. Pero en épocas de volatilidad económica, o cuando la empresa debe reenfocar su estrategia, sólo los extraordinarios saldrán airosos y marcarán la diferencia.
ENRIC AROLA PÉREZ. Fundador de Far Coaching i cofundador de In Movement!.
Un equipo extraordinario es aquel que identifica sus disfunciones de forma constante y se pone en marcha para erradicarlas o minimizarlas cuanto antes. Un equipo ni nace, ni conseguirá ser perfecto en todos sus engranajes, pero sí podrá aumentar su desempeño si pone todo su empeño en ello.
Para trabajar en esta dirección, un equipo deberá enfocarse en los siguientes puntos para conseguir ser cada vez más extraordinario:
- Entender las paradojas del equipo. Un equipo se debate a menudo entre dos necesidades que son antagónicas, y que le impiden avanzar. Un ejemplo es la necesidad de cambiar para adaptarse a nuevas situaciones y, a la vez, la necesidad de conservar para no arriesgar más de la cuenta.
- Tener una nueva relación con el conflicto. Evitar el conflicto no es el camino para construir un equipo extraordinario. Sí que lo es provocarlo de forma constructiva siempre que sea necesario para aflorar, y solucionar, las situaciones críticas.
- Fomentar la tensión creativa dentro del equipo. Los integrantes de un equipo necesitan pedirse mutuamente su mejor versión. Desde el respeto, pero también desde la exigencia, deben retarse los unos a los otros.
- Aprender a soltar lo que no es importante ni estratégico. Por mucho que haya que agradecerle al pasado, un equipo necesita desprenderse de lo que no añada valor. Es, a veces, traumático, pero también es imprescindible.