Por su vinculación a todos los sectores económicos, la auditoría de cuentas es una actividad cuyo análisis es siempre una excelente referencia para entender el comportamiento del tejido empresarial de un país y las grandes tendencias socioeconómicas hacia las que apunta su futuro.
FERRÁN RODRÍGUEZ. Presidente de ICJCE
Basta una simple mirada a los gráficos de evolución del PIB español y de variación del número de auditorías que se hacen en España para darse cuenta del paralelismo existente.
El sector de la auditoría de cuentas batió su récord de facturación –más de 800 millones de euros– y de número de trabajos en 2021 –se superaron los 72.000–, y las previsiones, pendientes aún del dato oficial, apuntan a que lo ha vuelto a hacer en 2022. Dentro de estos trabajos hay que resaltar el nivel histórico que también han alcanzado las auditorías voluntarias, superándose por primera vez las 20.000, lo que pone de manifiesto la cada vez mayor importancia que tienen estos servicios en todo tipo de empresas e instituciones. Aunque no hay datos oficiales, la información que maneja el Instituto de Censores Jurados de Cuentas de España (ICJCE) también apunta a niveles máximos en trabajos distintos a la auditoría de cuentas, que se han visto impulsados por el incremento de inversiones en nuevas tecnologías y por la llegada de los fondos Next Generation, para cuya ejecución la multidisciplinariedad de las firmas del sector está siendo clave.
El crecimiento del número de auditorías se ha producido tanto en grandes como en pequeñas empresas
El análisis del tipo de clientes para los que se realizaron los trabajos de auditoría durante los primeros años de la pandemia ofrece una noticia que anima a pensar en el futuro con cierta esperanza. En general, se tiende a considerar que las crisis económicas afectan más al tejido empresarial de menor dimensión y que a este le cuesta más recuperarse. Sin embargo, el crecimiento del número de auditorías se ha producido tanto en grandes como en pequeñas empresas. Se han recuperado rápidamente los trabajos para empresas de menor dimensión (menos de 6 millones de euros de facturación) y por primera vez se han superado los 30.000 (en 2019 fueron unos 23.000). Además, también han aumentado los trabajos realizados en las empresas que facturan más de 30 millones de euros, que ya son cerca de 14.000 (en 2019 eran 11.000).
No obstante, y a pesar de estos buenos datos, al tratarse de un sector tan ligado al conjunto del tejido productivo, la compleja situación que atraviesa la economía mundial también ha tenido consecuencias inquietantes. Históricamente, por la fuerte competencia existente, los precios del sector presentan una gran resistencia al crecimiento, lo que hace que los márgenes en los que se mueven sean muy estrechos, y en un escenario inflacionista como el que estamos viviendo, esta realidad complica enormemente la gestión. A ello hay que añadir que este proceso expansivo que vive el sector ha incrementado notablemente la competencia por el mejor talento, lo que también está generando aumentos en los costes laborales.
La respuesta del sector ante este reto tiene tres componentes claves. En primer lugar, la gestión del talento está viviendo una rápida transformación. El sector está haciendo un esfuerzo mayúsculo para acercarse más a las universidades y a profesionales con perfiles que hasta ahora eran poco comunes en las firmas de auditoría, relacionados sobre todo con las nuevas tecnologías. Además, cada firma está intentando alcanzar cierta diferenciación respecto al resto mediante el rediseño de sus carreras profesionales, de la forma de trabajar, de la utilización del teletrabajo y de las medidas para lograr la equidad de género.
Por la fuerte competencia existente, los precios del sector presentan una gran resistencia al crecimiento, lo que hace que los márgenes en los que se mueven sean muy estrechos
El segundo componente clave de la estrategia de las firmas de auditoría es de carácter tecnológico. Las firmas del sector están apostando por una doble vía: invertir en la mejora de procesos, de forma que puedan ganar productividad y eliminar los procesos administrativos que hasta ahora hacían menos atractiva a la profesión, e incrementar su carta de servicios ofreciendo soluciones tecnológicas a sus clientes en todo tipo de procesos. En este sentido, cada vez es mayor el peso de las firmas multidisciplinares en el mundo de las nuevas tecnologías, llegando incluso a competir en algunos ámbitos con las grandes tecnológicas internacionales o a asociarse con grandes proveedores de servicios digitales.
Finalmente, el tercer elemento a través del cual el sector está respondiendo a los grandes retos se está produciendo de una forma menos evidente y a una velocidad menor que los dos anteriores, pero no por ello es menos relevante: hay una clara tendencia por parte de las firmas a buscar un mayor tamaño. En este sentido, las firmas medianas están ganando peso en el mercado y se está reduciendo el número de despachos pequeños. Esta tenencia, que se puede observar en el cuadro adjunto, será fundamental para responder al gran reto que tiene por delante: la Revolución ESG (ambiental, social y de gobernanza, por sus siglas en inglés).
Los auditores llevan décadas trabajando en la verificación de la información sobre sostenibilidad, pero recientemente se han aprobado una serie de normas europeas –la más relevante la Directiva sobre información corporativa en materia de sostenibilidad– que van a representar un impulso al desarrollo de estos servicios sin precedentes. Y aunque habitualmente se preste más atención a otro tipo de iniciativas –como los compromisos de reducción de las emisiones o las grandes inversiones en energías alternativas–, las dirigidas a garantizar la calidad y la fiabilidad de la información sobre sostenibilidad son también fundamentales para alcanzar los objetivos que la UE se ha marcado en materia de ESG. La idea principal en la que trabajan diversos organismos multilaterales es la de crear un marco técnico y jurídico que permita construir un sistema de información con una fiabilidad similar a la que en estos momentos ofrecen la información financiera y contable. El objetivo es muy ambicioso y cuenta con la experiencia acumulada precisamente en la elaboración y verificación de la información financiera como base para que la información sobre sostenibilidad alcance la confianza necesaria. Sin embargo, hay un elemento que con toda seguridad va a generar ciertas limitaciones en este proceso: mientras que las normas contables vigentes son fruto de más de cincuenta años de experiencia y constantes actualizaciones, las que se pretenden aplicar a la sostenibilidad apenas han echado a andar.
La idea principal en la que trabajan diversos organismos multilaterales es la de crear un marco técnico y jurídico que permita construir un sistema de información con una fiabilidad similar a la que en estos momentos ofrecen la información financiera y contable
La principal limitación que va a generar este hecho es el nivel de fiabilidad que la información sobre ESG va a poder alcanzar. En breve, en toda la UE las grandes empresas van a tener que verificar esta información (en España ya es obligatorio), demostrando así esta fiabilidad. El problema es que, aunque la UE aspira a que este aseguramiento alcance un nivel “razonable”, el sistema de reporte no está suficientemente maduro, por lo que de momento habrá de conformarse con un nivel “limitado”. Este es el nivel de aseguramiento que podemos observar en el 99% de los trabajos que se hacen hoy. La idea extraída de las conclusiones de estos trabajos es que, al revisar la información a la que ha tenido acceso, el verificador concluye que no se ha puesto de manifiesto ningún aspecto que le haga creer que el estado de información no financiera de la empresa referida contenga errores significativos o no haya sido preparado de acuerdo con los estándares GRI, pero no puede afirmar que en su conjunto esté bien hecho. Para poder aspirar a una afirmación similar, es decir, a un aseguramiento razonable, será necesaria una información mucho más amplia, basada en procesos internos fiables y en un marco técnico de aplicación, conocimiento y uso universales. Sin duda alguna, con el compromiso de todos los grupos de interés implicados se podrá alcanzar este nivel de seguridad a medio o largo plazo en lo que va a constituir la gran aportación de los auditores a la solución de uno de los grandes retos que presenta el futuro de nuestra sociedad.