Adoptar y mantener una actitud retadora será clave para la creación de valor y la superación de dificultades
Albert Bosch. Aventurero y emprendedor.
El diccionario de la Real Academia Española define “reto” como un objetivo o un empeño difícil de llevar a cabo, y que constituye por ello un estímulo y un desafío para quien lo afronta.
Se me considera un hombre de retos. Y a estas alturas, creo que puede estar algo justificado, porque me he pasado la vida combinando retos profesionales con grandes aventuras como escalar el Everest, cruzar la Antártida en solitario o correr el Dakar nueve veces (el primero con un coche totalmente eléctrico).
Pero los retos no están solo en los grandes proyectos que uno se llegue a plantear en la vida en un ámbito determinado, sino que pueden y deben aparecer en cualquier momento y en cualquier circunstancia.
Estoy escribiendo este artículo el día después de haber corrido una carrera de 60 kilómetros y esto no debería ser demasiado excepcional dentro de mi actividad habitual. Pero es que he corrido esta distancia exactamente seis meses después de haber tenido un grave accidente en el que me fracturé siete costillas, la clavícula y el tendón supraespinoso, y estuve ingresado en la UCI diez días por haber sufrido un hemoneumotórax (sangre y aire en el pulmón) y hemopericardio (sangre en la cavidad que envuelve el corazón). Me dijeron que a mis cincuenta y séis años difícilmente podría recuperar la movilidad y la resistencia anterior al accidente, y que, en todo caso, necesitaría como mínimo uno o dos años para poder volver a practicar deporte con cierta normalidad. Ayer me sentí muy feliz al cruzar la meta porque en solo medio año ya estoy casi recuperado del todo.
El diccionario de la Real Academia Española define “reto” como un objetivo o un empeño difícil de llevar a cabo, y que constituye por ello un estímulo y un desafío para quien lo afronta
Tengo clarísimo que esta rápida recuperación ha sido posible porque me tomé mis lesiones más como un reto a superar que como un problema a gestionar. Mi misión, mi ilusión y mi energía estaban y están centradas en recuperarme físicamente hasta el máximo nivel que pueda. De hecho, quiero aprovechar este contratiempo para recargar pilas y comprometerme todavía más para llegar a tener un nivel físico mejor que antes del accidente, pues con la edad es fácil relajarse y quedarse con la excusa del “ahora ya no toca”, aunque el cuerpo todavía te permita hacer muchísimas cosas si se le entrena adecuadamente.
Ahora cambiemos el concepto “lesión por accidente” por “pandemia”, por “pérdida de un cliente importante”, por “hackeo del sistema informático” o por algún otro concepto análogo (que a muchos nos han afectado en un momento u otro), y creo que la manera de superarlo debería ser bastante similar. Como a todos nos pasa, y les pasa continuamente a las organizaciones, el verdadero reto no está solo en los objetivos más ambiciosos y extraordinarios, sino también, y sobre todo, en el día a día. Por ello es tan importante afrontar nuestra vida personal y profesional con mentalidad retadora. Y más allá de cada persona, todos los equipos y organizaciones deberían cultivar y potenciar esta actitud para ir superando obstáculos y liderar su camino hacia el futuro.
En los momentos buenos es esencial ponernos retos para no acomodarnos y para establecer objetivos ambiciosos que nos hagan progresar y enfocar hacia el futuro y el propósito que queremos. Muchas organizaciones se encallan precisamente en los momentos en que han consiguido ciertos éxitos, pues es fácil apalancarse en ellos y dedicarse a la parte más fácil de todo proyecto empresarial o profesional: la pura gestión. Los equipos que solo se dedican a gestionar, aunque sea con mucho esfuerzo y eficiencia, se encaminan poco a poco al estancamiento, a la poca creación de valor, al aburrimiento y a la pérdida de capacidad para atraer y mantener talento. Solo una mentalidad retadora permitirá evitar estos problemas y apuntalar el futuro de la organización, enfocando la mejor versión posible de todo su ecosistema.
En los momentos malos es todavía más importante ponerse retos, aunque las circunstancias complicadas y un entorno más negativo se empeñen en evitarlos y a procrastinar, haciendo que nos quedemos sumergidos en el problema. Es clave saber convertir las dificultades y los obstáculos en retos motivadores que nos permitan entender y aceptar bien la realidad para luego enfocarla en positivo y tener la actitud adecuada para avanzar con éxito.
El verdadero reto no está sólo en los objetivos más ambiciosos y extraordinarios, sino también y sobre todo, en el día a día
Por muy complicada, incierta o incómoda que sea una situación, verla desde una mentalidad retadora solo nos puede aportar confianza, claridad, energía y ganas de construir o reconstruir a partir de allí. Con esta mentalidad pasaremos de sentirnos víctimas a ser luchadores, de tener miedo a estar empoderados, de bloquearnos a expandirnos y de verlo todo negro a que nos vuelvan a brillar los ojos y nos ilusionemos con el objetivo que nos hayamos propuesto a partir de ese punto.
Jeff Bezos tiene una frase muy potente que lleva aplicando desde que fundó Amazon: “Hoy es el día 1, seguimos en el día 1 y evitamos que llegue el día 2”.
Su día 1 fue el 16 de julio de 1995. El día que nació Amazon.com. Hoy es uno de los hombres más ricos del mundo y su empresa es la que más ha impactado sobre el comercio mundial en este siglo. Pero sigue viviendo en su día 1, o al menos esa es la obsesión de Bezos. Porque sabe que solo con esta mentalidad de aceptar los retos de la incertidumbre, la ilusión y la visión de los inicios de una compañía, se mantendrá la energía y la capacidad de crear valor a lo largo del tiempo.
En los momentos buenos es esencial ponernos retos para no acomodarnos y para establecer objetivos ambicosos que nos hagan progresar
El éxito de muchos equipos y de muchas organizaciones no se puede comprender solamente por su balance, por su talento, por su productividad o por haber acertado en determinadas estrategias. Las historias suelen escribirse desde los casos que han funcionado bien, pero hay muchos factores intangibles, imposibles de imitar y de conocer con precisión, que no están a la vista y que pueden ser una fuente inagotable de valor. Aspectos que son decisivos pueden hacer que otra persona o una organización similar, con el mismo capital, la misma idea, el mismo equipo, la misma ambición e incluso la misma inteligencia, no logre resultados parecidos.
Muchas veces la clave suele estar en vivir el día a día como un reto, y eso no lo enseñan en los másters o en las universidades. El vértigo, la pasión, el riesgo o la confianza son unos valores muy sólidos, y mantenerlos en el tiempo, pase lo que pase, es algo tremendamente complejo de conseguir. Por ello, adoptar y mantener una actitud retadora será una fuente de energía inagotable para la creación de valor y la superación de dificultades.