• Burocracia y trámites empresariales. Según diversas fuentes, terminar todos los trámites para constituir una start-up en España puede llevar entre 2-3 meses. Se deben realizar numerosos trámites de forma consecutiva, como definir la forma jurídica (1-2 días), registrar el nombre (1-2 días), dar de alta en el censo de empresarios (1-2 días), inscribirse en el Registro Mercantil (1-7 días), obtener las licencias (2-4 semanas), etc. En total, la lista de trámites es larga y, según estas fuentes, puede retrasar meses su puesta en marcha. Esto puede obstaculizar el impulso inicial de las start-ups.
• Educación empresarial tradicional. Según el informe del Foro Económico Mundial sobre el Futuro del Trabajo 2020, dentro de dos años, 85 millones de puestos de trabajo podrían verse desplazados por la automatización. Los cambios son tan rápidos que los modelos formativos tradicionales de las empresas, excesivamente teóricos y lentos, no permiten una ágil adaptación a las nuevas necesidades digitales. Se necesitan nuevos modelos de aprendizaje continuo y la colaboración entre empresas, centros formativos y administraciones, según este informe. En paralelo, según Bain & Company, la mayoría de las empresas prevé aumentar la inversión en tecnología, por lo que la formación digital es clave.
• Cambios en el comportamiento del consumidor. Según el informe de EY “Cómo están cambiando los consumidores”, el consumidor español actual se caracteriza por ser muy digital, informándose y comprando cada vez más a través de internet, pero sin perder la sociabilidad de la experiencia presencial. Es exigente con la calidad y la relación calidad-precio de los productos, y por ello compara precios y busca ofertas, ya que la crisis financiera ha hecho que sea más ahorrador. Se preocupa más por temas éticos y de sostenibilidad, prefiere productos locales y artesanales, y conserva gustos tradicionales en áreas como la alimentación. Las empresas deben adaptarse rápido.
• Cambios en la regulación. Según analistas, la nueva Ley de Start-ups establece un marco regulatorio específico para impulsar este tipo de empresas, con medidas como beneficios fiscales, extensión de visados, reducción de trámites o la Oficina Nacional de Emprendeduría. Busca crear un entorno favorable para la creación y la consolidación de start-ups en España. Pero los cambios normativos generan incertidumbre.
• Acceso a financiación. Según los expertos, las startups cuentan con varias opciones adaptadas a cada etapa, desde crowdfunding inicial hasta capital riesgo para la consolidación. Los préstamos de ENISA sirven de certificación frente a otros inversores. La financiación ha crecido, con mayor actividad de business angels y de fondos de inversión. Esto favorece crecer más rápido.
• Ubicación y ecosistema (hub) de start-ups. Según datos oficiales, ciudades como Barcelona y Málaga son polos de atracción para emprendedores internacionales. Cuentan con buenas comunicaciones, distritos innovadores y numerosas incubadoras y aceleradoras. Se consolidan como referentes de la emprendeduría en el sur de Europa. Esto favorece compartir conocimiento entre start-ups. Según los expertos, es necesario mejorar la atracción de talento femenino.
• Fondos Europeos de Recuperación. Según el Gobierno, los emprendedores españoles tienen a su alcance fondos europeos como Activa Start-ups (44 millones de euros) y Next Tech (4.000 millones), además de préstamos del Banco Europeo de Inversiones. Financian proyectos de innovación, digitalización y tecnologías disruptivas. Según la Comisión Europea, son clave para el crecimiento postcovid.
• Ayudas del Estado. Según datos oficiales, el ICO y el CDTI ofrecen préstamos y ayudas para proyectos de I+D+i y digitalización de start-ups, con inversiones de 1,4 millones de media. Enisa también tiene líneas de préstamos sin garantías para jóvenes emprendedores y mujeres emprendedoras. Este apoyo público es fundamental en tiempos de crisis.