En la Cátedra de Competitividad de las Pymes de mi universidad decidimos preparar un congreso internacional para el año 2030. Como miembro más veterano del grupo, me responsabilizaron de presentar una propuesta y de ejecutarla.
Josep-Francesc Valls. Cátedra Retail BSM-UPF
—¿Cuál cree que debe ser el enfoque al hablar de las pymes? —me preguntaba el director hace seis meses.
—Creo que deberíamos reunir paritariamente empresarios de pymes y expertos para debatir primero y aplicar posteriormente lo discutido. Propongo tres días de debate, uno dedicado a las razones que conducen a la gran diferencia de volumen entre las pymes de unos países y otros; el segundo, sobre lo que se pierden los países con pymes débiles; y el tercero, sobre la forma más rápida de estrechar la brecha.
Expuse al claustro virtual estas ideas iniciales y las debatimos en la red. Hubo likes de aprobación. Y me puse manos a la obra.
No quiero que este congreso se convierta en un acto exclusivamente académico para mirarnos al ombligo, presentar ponencias valiosas y publicarlas posteriormente
En cuanto al formato, opté por el online: rápido y directo, sin gastos de desplazamiento ni deterioro medioambiental. Para decidir el ámbito, ingresé en la base de datos con el fin de seleccionar los expertos europeos que habían publicado algo interesante sobre el tema en los últimos cinco años en revistas de índice de impacto (IF) superior a 3 y en las profesionales, me salieron unos 600; en un vademécum puesto al día me aparecieron 200 cátedras que contenían la palabra pyme entre los 35 países incluyendo los ocho de reciente ingreso —Turquía, Serbia, Montenegro, Albania, Macedonia del Norte, Bosnia-Herzegovina, Ucrania y Moldavia—. Más difícil resultó identificar las tesis doctorales en torno al tema, pues, aunque la mayoría de las universidades las publica, lo hacen con mucho retraso. A la base de datos resultante de un millar de expertos, propuse a las grandes organizaciones nacionales representantes del colectivo que se convirtieran en partners para que convocaran al evento a mil empresarios pyme para realizar el encuentro paritario a nivel europeo. Aceptaron inmediatamente cuando les expliqué el objetivo y cómo se producirían los debates: sesiones de dos horas —tres al día para cada bloque— compuestas por un ponente que habría enviado previamente un archivo con material que resumiría en 15-20 minutos a modo de introducción; y por dos intervinientes, un empresario y un experto. Tras el coloquio entre los tres, soportado permanentemente con material audiovisual proyectado, seguiría el debate online en paralelo con los participantes, que se extinguiría cuando efectivamente se hubiera agotado. Cada bloque deberá alcanzar unas conclusiones y un plan en una doble dirección: seguir impulsando académicamente artículos y casos sobre los tres enfoques en torno a las pymes a desarrollar en los próximos años y generar mecanismos aplicables en el interior de las empresas.
—No quiero que este congreso se convierta en un acto exclusivamente académico para mirarnos al ombligo, presentar ponencias valiosas y publicarlas posteriormente —le dije al director—, en 2030 ya no se pueden realizar eventos desde esta perspectiva. Busco la interacción con la empresa.
El director asintió, afirmando que las cátedras deben actuar siempre en este sentido. Cerramos el presupuesto y lo asociamos a un programa Horizon de la UE: realizaríamos el evento y desarrollaríamos después una serie de actividades académicas, casos, aplicaciones, coaching e interacciones con las empresas. No resultó difícil obtenerlo para tres años.
La mayoría de los países tienden a legislar como si todas las empresas fueran grandes, como por ejemplo para acortar la morosidad
TRES BLOQUES
Nombramos a tres coordinadores, uno para cada bloque. Al primero le pedimos que pensara sobre los motivos de la diferencia en la dimensión y volumen de las pymes entre unos países y otros y que enfocara la productividad comparada:
—Podríamos, en primer lugar, estructurar los grupos de empresas según facturación, número de trabajadores y rentabilidad en los 35 países —me explica el primer coordinador— y realizar una radiografía completa de la realidad de las pymes; existen buenos estudios, pero no el mapa real de la evolución comparada entre la rentabilidad de las grandes, las medianas y las pequeñas y las microempresas, y de cuál debe ser la dimensión mínima para sobrevivir. Después, comparar la evolución de la productividad entre los países del norte, del sur y del antiguo bloque soviético, teniendo en cuenta la evolución de las revoluciones tecnológicas. Y finalmente, analizar las coordenadas que condicionan en cada país.
—Me parece bien —respondí. Tal vez más que un análisis por país, que resultaría farragoso, yo lo haría por cada uno de los tres grupos regionales: norte, sur y exbloque soviético, y también reduciría la parte más histórica para aproximarnos a cómo la debilidad de las pymes las hace más vulnerables en las crisis, poniendo los casos concretos de la de 2008 y de la Covid de 2020.
El segundo coordinador me propuso un desarrollo muy completo:
—Nos preguntamos qué se pierden las pequeñas y medianas empresas siendo tan pequeñas —me explicó—. Podríamos agrupar las tres ponencias en torno a: 1) la dificultad de innovar y, por tanto, verse obligadas a actuar como en el pasado cuando los mercados cambian rápidamente; 2) la dificultad de planificar que obliga al empresario que está al frente a actuar como one men show, sin economías de escala, con bajas exportaciones, con peor talento y lógicamente con bajos o nulos beneficios, y 3) el difícil acceso a los mercados financieros que produce tipos de interés más caros.
LA TASA DE PARO
Y el tercero, sobre cómo estrechar la brecha, me planteó lo siguiente:
—Me gustaría presentar algunos supuestos —dijo el tercer coordinador— de cómo el crecimiento de las pymes reduciría tres o cuatro puntos la tasa de paro en los países (siendo los que disponen de las pymes más reducidas quienes la tienen más alta) y lo mismo sobre el efecto en la reducción del déficit fiscal. Añadiría algunas modificaciones legales que deberían introducir los gobiernos para favorecer a las pymes, cuando la mayoría de los países tienden a legislar como si todas las empresas fueran grandes, como por ejemplo para acortar la morosidad. Y finalmente, plantearía los canales de alternativas financieras (crowdlending, por ejemplo) para mejorar su financiación.
Seis meses después del encargo del director, ya culminaron las tres sesiones con 2.000 participantes. En la mayoría de las sesiones, hubo entusiasmo discursivo y algunos coloquios superaron el tiempo prefijado, pero todo estaba previsto y transcurrió a su hora. Pagamos adecuadamente a todos los colaboradores y cumplimos con el presupuesto, que es algo indispensable en este tipo de eventos. La segunda parte, probablemente la más interesante, comienza ya mismo. No tengo ninguna duda de que será tan exitosa como la primera. Les informaré.