Economista y activista catalán, Sergi Cutillas es miembro de la Plataforma Auditoría Ciudadana de la Deuda (PACD) y del Observatorio de la Deuda en la Globalización (ODG). Ha sido también uno de los 15 expertos internacionales elegidos para participar en el Comité de la Verdad de la Deuda Pública Griega, creado a petición de la entonces presidenta del Parlamento griego, Zoe Constandopulu, ahora exmiembro de Syriza. Cutillas nos cuenta el entramado de los diferentes rescates a Grecia y nos desgrana la actualidad del país heleno.
Texto y fotos: Alicia Fàbregas
«El tercer rescate destruirá la economía griega»
1. VIRAJES PROFESIONALES EN EL CAMPO DE LA ECONOMÍA
Has pasado de trabajar en el Banco Sabadell o el IESE Business School, a hacerlo en el Observatorio de la Deuda en la Globalización (ODG), que se dedica a luchar contra el modelo de desarrollo capitalista. ¿Cómo pasaste de un lugar a otro?
Llevaba tiempo siendo activista en la Plataforma Auditoría Ciudadana de la Deuda (PACD). Siempre he tenido una sensibilidad social, y a pesar de trabajar en el Banc Sabadell o Caixa Manresa, donde también estuve y donde he aprendido mucho, intentaba ser crítico. Empecé a investigar y fui profundizando en el tema de la crisis internacional, la deuda pública y el movimiento de los indignados. Fue entonces cuando encontré el ODG, que hablaba de temas que a mí me llamaban la atención, y poco a poco fui acercando a él.
Con 32 años ya te has hecho un hueco en el panorama económico internacional. ¿Cómo entraste a formar parte del Comité de la Verdad de la Deuda Pública Griega?
En 2010, cuando se disparó la crisis de la deuda soberana y el primer país donde picó fuerte fue Grecia, me encontraba trabajando en el departamento de mercados en el Banc Sabadell. Viví la crisis sobre el terreno, porque desde allí estábamos pendientes de lo que pasaba cada día en Grecia. Fue entonces cuando empecé a ver la manipulación y la injusticia que suponía el montaje institucional en el que vivimos. Me di cuenta de cómo se podía aplastar un país en poco tiempo con movimientos especulativos. Y así he ido siguiendo la situación económica en Grecia durante estos cinco años, junto con la crisis del euro en general.
Entonces, ¿ha sido informándote e investigando como has ido a parar al Comité?
Mi interés por este tema me ha llevado a hacer el doctorado en la Universidad de Londres con un director de tesis que es economista, griego y miembro de Syriza. Obviamente, después de que en enero Syriza ganara las elecciones, la actualidad se volvió a centrar en Grecia y se recuperó el debate sobre el impago de la deuda y sobre la salida del euro del país heleno. Fue a través de esta vía y gracias a mi trabajo en el ODG y colaboraciones internacionales como finalmente fui invitado a participar en el Comité de la Verdad de la Deuda.
2. EL COMITÉ DE LA VERDAD DE LA DEUDA PÚBLICA GRIEGA Y LAS CONSECUENCIAS DE LOS RESCATES DE GRECIA
¿Qué es el Comité de la Verdad de la Deuda Pública Griega y cuál ha sido su función?
Es un comité formado por 30 miembros, 15 expertos internacionales y 15 griegos, y fue creado por mandato de la entonces presidenta del Parlamento griego, Zoe Constandopulu, que entonces era miembro de Syriza y que ha pasado a formar parte de Unidad Popular. El Comité debía dedicarse a hacer un análisis preliminar en tres meses sobre qué había sucedido durante los últimos años en Grecia, sobre todo centrándonos en los dos programas de ajuste económico, el de 2010 y el de 2012. Hemos hecho un análisis histórico, también, desde 1980, para saber de dónde venía el país y cómo se habían gestionado las finanzas del Estado.
¿Y cuáles fueron las conclusiones?
Que los dos rescates fueron rescates a la banca. En 2010 la deuda tenía una probabilidad de ser impagada muy alta, porque se había llegado a una situación de quiebra. Los últimos gobiernos habían sido muy corruptos, con manipulaciones de las estadísticas económicas y demás. Pero hay que decir también que el Eurostat tenía conocimiento de estas manipulaciones. Por otra parte, hubo diferentes movimientos especulativos coordinados desde el exterior para provocar pánico en el mercado de deuda pública y hacer que los tipos de interés se dispararan. Hubo gente que hizo mucho negocio con la situación griega, sobre todo con los credit default swaps (CDS).
¿Se manipuló la economía griega siguiendo determinados intereses?
El impago de la deuda griega en 2010 hubiera supuesto grandes pérdidas para los bancos que tenían esta deuda en cartera: bancos franceses, alemanes, ingleses, americanos… Por eso lo que se hizo fue un préstamo puente, un rescate que en realidad permitió ganar tiempo a los inversores públicos, a los bancos de los diferentes países. Así, aunque cuando se aprobó el rescate, los estados de la Unión Europea se comprometieron a forzar a sus bancos a no vender la deuda helena que tenían en cartera, muchos lo hicieron y se la sacaron de encima. Nos hacen creer que es un rescate de la zona euro al sector público de Grecia. Pero no, en realidad es un rescate de los estados a los bancos.
Entonces, ¿podríamos decir que en ese momento las fluctuaciones bruscas de las primas de riesgo eran fiables?
Pienso que no son indicadores que expresen los fundamentos de la economía. Tienen su lógica dentro del mercado financiero y pueden estar indicando muchas cosas: que hay una situación de miedo entre los inversores, por ejemplo. Ya lo decía Keynes, que los mercados pueden funcionar de forma irracional más allá de lo que tú puedes mantenerte racional y te pueden arruinar. Por lo tanto, por un lado pueden reflejar un pánico que no tiene base. Por otro lado, también pueden haber movimientos especulativos. Por eso las primas de riesgo se deben coger con pinzas, porque tienen en cuenta muchos aspectos a la vez y están influidas por muchos factores.
Volviendo al Comité de la Verdad de la Deuda Pública Griega, ¿qué se podía hacer con las conclusiones de su auditoría?
La conclusión final de la investigación del Comité fue que claramente la deuda no se debía pagar. Pero el Gobierno de Alexis Tsipras no hizo caso de este consejo. Por lo tanto, al final del informe que nosotros realizamos sirvió como herramienta de presión en las negociaciones con la troika, pero nada más. Yo estoy seguro de que la expresidenta del Parlamento era partidaria del impago unilateral, pero el primer ministro griego no lo vio claro.
«La población griega ha quedado en shock después de la negociación con la troika. Aceptan la idea de que Tsipras ha luchado y no podía hacer nada más bajo la coerción de los acreedores. La gente elige lo que cree que será el mal menor.»
3. SITUACIÓN POLÍTICA Y ECONÓMICA ACTUAL
Syriza ha ganado con un 35,5% de los votos favorables. ¿Cómo lees esta victoria?
En mi opinión, la población griega ha quedado en shock después de la negociación con la troika. Aceptan la idea de que Tsipras ha luchado y no podía hacer nada más bajo la coerción de los acreedores. El primer ministro ha defendido que él implementará el memorando respetando a los más débiles y que, por tanto, es el más indicado para llevarlo a cabo, mejor que los partidos del establishment. La gente elige lo que cree que será el mal menor.
Unidad Popular ni siquiera ha entrado en el Parlamento. ¿Quiere decir esto que los griegos han votado en contra de salir del euro?
Hay un elemento de falta de tiempo para organizarse y llegar a la gente. Tsipras ha movido, se ha coordinado con la troika, para convocar unas elecciones en menos de un mes y en medio de las vacaciones. Tenía prisa, ya que aún mantiene una popularidad que sabe que perderá pronto, y eso le ha permitido eliminar el grupo de la izquierda más radical dentro de su partido. Por otra parte, la población griega ha sufrido demasiadas amenazas y demasiado miedo en los últimos meses. Por eso seguramente una posición tan fuerte y clara a favor de la ruptura ha sido difícil de digerir en tres semanas. En definitiva, los griegos le han dado la última oportunidad a la idea de vivir dentro de la eurozona. Unidad Popular posiblemente tenga que trabajar más en su proyecto, no sólo a nivel nacional sino también europeo, con su plan B, y estar preparada para cuando la situación madure y la población le retire el apoyo a Tsipras, lo que posiblemente ocurra en un periodo corto de tiempo.
La primera parte de los 86.000 millones de euros del tercer rescate a Grecia ya han llegado. ¿Qué supondrán para la economía griega las medidas que van acompañadas de esta ayuda económica y la obligación de devolver el préstamo?
Este tercer rescate destruirá la economía griega. El multiplicador fiscal es 1 o superior, es decir que tiene un impacto claro y directo: si se recorta un 1% del PIB, la consecuencia directa es la caída de un 1% del PIB, al contrario de lo que preveían los economistas neoliberales que hablaban de austeridad expansiva. Por lo tanto, ya lo iremos viendo, pero no es una situación nada positiva para Grecia.
Grecia y el trilema de Rodrik
Albert Aixalà. Profesor de Ciencias Políticas de la UPF.
El economista estadounidense Dani Rodrik elaboró una teoría en 2007 en la que alertaba sobre la imposibilidad de mantener, al mismo tiempo, la soberanía nacional y un sistema democrático en un marco de mercados abiertos e integrados. Es lo que se conoce como el «trilema de Rodrik». Rodrik afirmaba que en un contexto de globalización es imposible mantener un sistema de gobierno democrático –en el que prevalecen las preferencias de los ciudadanos– en el marco de un estado-nación soberano. Por lo tanto, si se quiere mantener la integración en los mercados globales, habrá que renunciar a la democracia o a la soberanía nacional. En caso contrario, habrá que renunciar a la integración en los mercados globales para permitir mantener un sistema democrático a nivel nacional.
Este trilema tiene una traslación directa en el ámbito europeo. En el marco de la integración de mercados de la Unión Económica y Monetaria de la Unión Europea (UEM) es imposible mantener sistemas democráticos a nivel nacional que sean realmente soberanos. Hoy, todos los estados de la zona euro han perdido su soberanía monetaria y buena parte de la fiscal. Por tanto, tampoco son estados políticamente soberanos. En consecuencia, las decisiones de sus ciudadanos tampoco lo pueden ser. Grecia es el caso que mejor ejemplifica esta nueva realidad.
El problema político griego ha sido no aceptar que ya no es, de facto, un país soberano. Como tampoco lo es España, ni lo sería una Cataluña independiente en el marco de la UEM. La principal lección que debemos extraer de lo ocurrido en Grecia en 2015 es que sin soberanía monetaria y fiscal –es decir, sin moneda propia y sin una recaudación fiscal suficiente para financiar el gasto público– es imposible mantener la soberanía política.
La soberanía política griega, hoy, es una ficción porque no es un estado fiscalmente soberano. Si Grecia tuviera una recaudación fiscal suficiente para mantener su gasto público y no necesitara endeudarse más para seguir pagando a sus funcionarios y pensionistas, podría suspender el pago de la deuda pendiente. Pero ahora no puede, porque el país se colapsaría. Grecia hoy no se puede autofinanciar y, por tanto, los ciudadanos griegos no pueden hacer prevalecer sus preferencias políticas por encima de las preferencias de los acreedores que deben continuar financiando el país.
¿Cómo se puede resolver este trilema? Construyendo un nuevo sistema democrático a nivel europeo que responda a las preferencias de los ciudadanos europeos expresadas en las urnas. En el marco de la Unión Económica y Monetaria –y pronto fiscal– la democracia será europea o no será.