Texto: Redacción
Fotos: AIJEC
La tasa de actividad emprendedora (TEA) de Cataluña de 2014, último año con datos disponibles, supera a la de España y también la de la Unión Europea. ¿El emprendimiento forma parte de la cultura catalana?
Cataluña es un pueblo emprendedor, con mucha creatividad e iniciativa. El problema es que no acostumbramos a pensar en grande. Si las pymes colaboraran más entre ellas o actuaran de una manera global, podrían conseguir metas más ambiciosas. Esto no significa que todo el mundo tenga que tener una empresa grande, pero las posibilidades de crecer no se deben dejar escapar.
La AIJEC ha reivindicado el papel del joven empresario en la recuperación económica, primero con la campaña «Job creators» y luego con la de «Creemos valor desde los valores». ¿Qué mensaje se quería transmitir con cada una?
Para poner en marcha el motor de la economía necesitamos dar gas a las personas chispa, los emprendedores. ¿Qué pasa si no ponemos gasolina? El coche se queda en boxes… y tenemos un problema: seis millones de parados. Debemos conseguir multiplicar los job creators, porque nuestro trabajo crea puestos de trabajo. Los jóvenes empresarios formamos parte de la solución porque somos el factor de crecimiento. Eso es lo que intentamos explicar con la campaña «Job creators». En cambio, en la campaña «Creemos valor desde los valores» pusimos el acento no tanto en una de las consecuencias positivas que se deriva de lo que hacemos, la creación de puestos de trabajo, sino en el cómo lo hacemos y desde dónde lo vivimos. La idea era reivindicar el empresario consciente, que es aquel que se conoce a sí mismo, sabe cuál es su propósito y selecciona personas que se comprometen a poderlo servir. Es el empresario que plantea proyectos donde las personas toman conciencia de su valor. Los empresarios conscientes saben que una empresa sólo llegará al máximo de sus posibilidades con todos los que trabajan en ella. Cuando todo el mundo crece, la empresa crece. Porque en la era del conocimiento, la gente somos la nueva industria.
«Los empresarios conscientes saben que una empresa sólo llegará al máximo de sus posibilidades con todos los que trabajan en ella.»
Este 2016 dejará de presidir la AIJEC y ha decidido cerrar su segundo y último mandato impulsando el curso «Empresarios Conscientes». ¿Por qué?
Los empresarios suelen buscar formación para disponer de herramientas con las que gestionar su negocio. Herramientas como las finanzas, el marketing o las ventas, todas ellas de gestión externa. En cambio, no es tan habitual que el empresario disponga de herramientas de gestión interna, es decir, de gestión de sí mismos, de liderazgo personal, de gestión de las emociones, de conocer cuáles son sus valores y los de la empresa que promueven. Los jóvenes empresarios debemos liderar el impulso de este nuevo paradigma, donde el empresario crece en conciencia, y lo hace también su proyecto empresarial.
¿Qué balance hace del periodo que ha estado al frente de la organización?
Si miras a vuelo de pájaro los últimos cuatro años, te das cuenta que hemos hecho muchas cosas: explicar qué visión compartimos de empresario, la persona que genera riqueza más allá de dinero. Que somos, y queremos ser, empresarios con valores. Hemos puesto altavoces a lo que representamos a través del Premio Joven Empresario en noches muy especiales, como aquella noche en el Liceo, la noche en el Camp Nou, la noche en el Born Centro Cultural y aquella noche mágica en el Tibidabo. Hemos buscado hacer pedagogía en las escuelas y universidades, y hemos levantado el dedo en las instituciones más significadas del país. Creo que nos lo hemos pasado bien. Me siento agradecido de haber vivido esta experiencia, y de los buenos momentos y las relaciones de amistad que me ha regalado.
«En cualquiera de los sectores que nos imaginamos se puede innovar. Y en este momento, en algún lugar, alguien ya está diciendo: se pueden hacer las cosas de otra manera, ¡se pueden hacer mejor! Ese alguien debemos ser nosotros.»
¿Qué retos de futuro afrontan los jóvenes empresarios?
Ahora ya estamos en la era del conocimiento, y es que Internet está rompiendo todos los modelos. El tsunami de la digitalización significa que equipos de 10 personas o menos pueden disruptar cualquier industria: los hoteles, las autoescuelas, la telefonía, los abogados, la farmacia… En cualquiera de los sectores que nos imaginamos se puede innovar. Y en este momento, en algún lugar, alguien ya está diciendo: se pueden hacer las cosas de otra manera, ¡se pueden hacer mejor! Ese alguien debemos ser nosotros.
Por último, si tuviera que motivar a un joven catalán para que pusiera en marcha su propio proyecto, ¿qué le diría?
Que identifique qué le apasiona. Quizás si recuerda cuál era su pasión de pequeño, de grande la puede convertir en ingresos. Eso sí, puesta al servicio de los demás para ayudar, porque no es el éxito lo que le dará la felicidad, es la felicidad la que da el éxito. Por eso algunos elegimos trabajar 80 horas semanales haciendo de empresarios para dejar de trabajar 40 por otro. Porque ser emprendedor es ser lo suficientemente valiente como para ser uno mismo. Y también le diría que identifique problemas, porque detrás de cada problema siempre hay una oportunidad. ¿Cuál? La de resolver el problema. Y el emprendedor es quien soluciona los problemas de la gente a través de sus productos y de sus servicios.
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