Pierre Moscovici (París, 1957) es un europeísta y socialdemócrata convencido de larga carrera política: militó de joven en un partido trotskista francés para luego ser una de las caras más visibles de la izquierda socialista de su país. Alumno de la prestigiosa École Nationale d’Administration (ENA), ávido lector y escritor, nació en una conocida familia de intelectuales de ascendencia polaca y rumana. Ha sido eurodiputado, vicepresidente de la Eurocámara, ministro de Economía y secretario de Estado de Asuntos Europeos.
Texto: Esther Herrera. Bruselas
Fotos: Comisión Europea
“Las consecuencias de la evasión fiscal a gran escala son reales, las notan los ciudadanos. Y esto es inaceptable”
Diez años después de la crisis económica, ¿lo peor ya ha pasado? ¿O debemos esperar más reformas?
La crisis, sin duda, ya ha terminado. Durante el último año hemos pasado de una fase de recuperación a una de expansión económica, con un crecimiento en la eurozona del 2,5% en 2017, el más alto en 10 años. En el mercado laboral, la contratación es alta y el paro ha caído hasta mínimos de 2009, aunque todavía hay que vigilar los salarios o el gran número de contratos de media jornada. En cuanto a los déficits, si bien han disminuido drásticamente, situándose en su nivel más bajo desde 2007, la reducción de la deuda pública aún debe ser una prioridad. Por lo tanto, sí, lo peor ha pasado, pero aún es necesario un mayor esfuerzo por parte de los gobiernos europeos para asegurar que el crecimiento seguirá, y para que se mantengan sus frutos. El mejor momento para arreglar el tejado es cuando hace sol.
A pesar de su crecimiento, España es el segundo país con la tasa de paro más elevada, y muchos de los trabajos son de baja calidad. ¿No cree que hay una falsa impresión de recuperación económica?
La recuperación de España es real. Es una de las economías de la zona euro que más rápido está creciendo, por encima del 3%. Y el crecimiento está previsto que siga siendo robusto. En cuanto al mercado laboral, es uno de los países que más está mejorando: las reformas y la moderación salarial están dando sus frutos. Y si bien es cierto que el paro sigue muy alto, sobre todo entre la gente joven y las personas con menos formación, las últimas reformas han sido medianamente positivas en la reducción de la segmentación del mercado laboral.
“Lo peor [de la crisis] ha pasado, pero aún es necesario un mayor esfuerzo por parte de los gobiernos europeos para asegurar que el crecimiento seguirá, y para que se mantengan sus frutos. El mejor momento para arreglar el tejado es cuando hace sol.”
Usted está a favor de crear la figura del ministro europeo de Economía y Finanzas. ¿Por qué ahora?
Porque ahora tenemos una ventana abierta, una oportunidad. Y sólo será así hasta dentro de unos meses, cuando los líderes europeos decidan, en junio, cómo se ha de resolver una de las cuestiones clave, que es cómo fortalecer la eficacia y la responsabilidad democrática de las decisiones que se toman en la eurozona. Nuestra gobernanza actual sufre una flagrante falta de democracia, particularmente el Eurogrupo. Esto se debe a que este grupo se concibió inicialmente como un colectivo informal, aunque actualmente toma importantes decisiones con relación a los presupuestos nacionales y las reformas de los países. Estas resoluciones las preparan, primero, los representantes de los países, con casi total opacidad, y, después, las adoptan los ministros a puerta cerrada. Es cierto que muchos ministros tienen más escrutinio que otros por parte de sus parlamentos nacionales, pero nadie rinde cuentas ante el Parlamento Europeo sobre las decisiones conjuntas que toma el Eurogrupo. Por esta razón, hemos propuesto la creación de un ministro europeo de Finanzas: fortalecería la transparencia y la responsabilidad democrática de las decisiones que tome el Eurogrupo, y esto beneficiaría a todos los ciudadanos.
La Comisión Europea ha mostrado su decepción con respecto a la lista europea sobre «jurisdicciones no-cooperativas», aprobada recientemente por el Consejo de la UE. ¿Hay falta de ambición en los países de la UE?
Creo que esta lista negra de paraísos fiscales es el principio de un proceso muy constructivo. Algunos, comprensivamente, han mostrado su decepción con respecto a la identidad de los países que la conforman, pero debemos recordar que no es una lista definitiva. Lo que hay que subrayar es que 55 jurisdicciones han podido evitar entrar, pero porque figuran en «la lista gris», donde se han comprometido a hacer cambios en su legislación, y eso también es importante. Desde el principio he trabajado para que este proceso sea creíble. Y seguiré insistiendo en la importancia de que los estados miembros apliquen las sanciones necesarias contra aquellos países que no emprendan reformas en este sentido.
¿Cuál cree que es el principal problema con los paraísos fiscales? ¿Limitar la relación con ellos como hace, por ejemplo, la banca ética, podría contribuir a erradicarlos?
El principal problema es que los paraísos fiscales facilitan que no se tributen los beneficios. No se están pagando los impuestos en los estados miembros, y como consecuencia de ello, los gobiernos no tienen los recursos necesarios para financiar los servicios públicos, para invertir, por ejemplo, en salud, investigación o educación. Las consecuencias de la evasión fiscal a gran escala son reales, y las notan los ciudadanos. Y esto es inaceptable.
Por otra parte, en el futuro, no será posible que fondos europeos vayan a parar a jurisdicciones que se encuentren en la lista negra, aunque algunos proyectos (debemos recordar que algunos de estos estados son receptores de ayudas al desarrollo) seguirán adelante, pero bajo ciertas condiciones. Con todo, hay que hacer más. Por ello, creo que los estados miembros de la UE deben adoptar sanciones reales que supondrán el paso definitivo para acabar con los paraísos fiscales.
“La creación de un ministro europeo de Finanzas fortalecería la transparencia y la responsabilidad democrática de las decisiones que tome el Eurogrupo, y esto beneficiaría a todos los ciudadanos.”
Según un estudio reciente de S&P, los Estados Unidos son el principal riesgo económico de la eurozona. ¿Le preocupa la política económica de la Administración Trump?
Yo no lo expresaría exactamente así. Evidentemente hay decisiones de la Administración Trump con las que no estamos de acuerdo. Me refiero, por ejemplo, a la salida del Acuerdo del Clima de París. Pero quiero subrayar que, en general, mantenemos una relación constructiva con la Administración estadounidense. Me reuní con el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, varias veces el año pasado, y también con el principal asesor económico del presidente Trump, Gary Cohn. Un año después de su elección, las relaciones económicas transatlánticas siguen siendo fuertes y ambas partes tenemos un interés común porque se mantengan así. Mientras tanto, la UE sigue avanzando gracias a nuevos acuerdos comerciales, como los firmados con Canadá o Japón. Por lo tanto, independientemente de las decisiones que tomen nuestros amigos norteamericanos, nosotros nos mantendremos determinados a rechazar el proteccionismo y seguir abiertos al mundo.
El Impuesto Europeo sobre Transacciones Financieras (FTT, en sus siglas en inglés) aún no se ha aprobado. ¿Cree que, finalmente, saldrá adelante?
El impuesto es una idea que sigue igual de vigente ahora que cuando la Comisión lo propuso. Cómo y con qué rapidez progresará es una cuestión puramente de voluntad política. Pero teniendo en cuenta todo el tiempo y el esfuerzo que le hemos dedicado, creo que sería una lástima que no llegara a buen puerto. Las razones por las que la Comisión propuso la aplicación de una tasa a las transacciones todavía son válidas. Primero, porque ya hay varios países que aplican su propio FTT a nivel nacional. Pero esta fragmentación puede provocar, por ejemplo, una doble imposición. Una tasa armonizada podría solucionar este problema. Segundo, porque existe la necesidad de que el sector financiero contribuya a los servicios públicos. Nuestros ciudadanos así lo esperan. Y, tercero, porque una tasa de transacciones financieras bien diseñada promovería una inversión a largo plazo. Así pues, no hay razones para retrasar el proceso. Ni siquiera por el brexit, un argumento que se utiliza a menudo en el sector financiero.
“Hay decisiones de la Administración Trump con las que no estamos de acuerdo. Me refiero, por ejemplo, a la salida del Acuerdo del Clima de París. Pero quiero subrayar que, en general, mantenemos una relación constructiva con la Administración estadounidense.”
Usted ha escrito más de 10 libros y recientemente acaba de publicar uno nuevo. Déjeme que cierre esta entrevista preguntándole sobre su futuro profesional: ¿se ve más como escritor o como presidente de la Comisión Europea?
Mi último libro, Dans ce clair-obscur surgissent les monstres (Plon), es un ensayo sobre las experiencias de un gobierno de izquierdas en Francia y sobre los retos imprevisibles que afronta la izquierda en Europa actualmente. Por lo tanto, como puede ver, no hay ninguna incompatibilidad entre escribir y mantener un cargo. De hecho, expresar mis ideas en papel me ayuda a estar concentrado en mis objetivos laborales, sobre todo en un trabajo como el mío, en el que me toca apagar fuegos prácticamente a diario. Por tanto, en cuanto al futuro profesional, confirmo que no tengo ninguna intención de retirarme cuando mi mandato como comisario expire el próximo año. Pero, de momento, es demasiado pronto para especular sobre futuros cargos. La batalla en la que estoy interesado ahora mismo es la de las ideas. Lo que sí sé es que, de una manera u otra, quiero seguir sirviendo al proyecto europeo, a mi país, Francia, y a mi familia política, la Izquierda Socialdemócrata. ¿De qué forma? Esto es una pregunta para el mañana, no para hoy.
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