La ecoeficiencia, que consiste en utilizar menos recursos en el proceso de producción, puede, paradójicamente, aumentar los recursos totales utilizados. Es importante saber en qué caso la ecoeficiencia beneficia al medio ambiente.
RÉGIS CHENAVAZ. Profesor de Kedge Business School.
STANKO DIMITROV. Professor de University of Waterloo.
FRANK FIGGE. Profesor de Kedge Business School.
¿Qué es la ecoeficiencia? Una empresa ecoeficiente es aquella que utiliza menos recursos para producir lo mismo. Grandes grupos ya están apostando por esta tendencia, como Coca-Cola y Nestlé, que son más eficientes en consumo de agua, o Siemens, en electricidad.
Las ventajas de la ecoeficiencia para las empresas son múltiples: el costo de producción disminuye porque compramos menos recursos; disminuye el riesgo de quejas de organizaciones no gubernamentales; y, además, los productos más ecológicos resultan más atractivos a ojos del consumidor.
Entonces ¿cómo es posible que la ecoeficiencia incremente la necesidad de recursos finales? En la industria automovilística, por ejemplo, los vehículos nuevos consumen menos que los viejos, lo que parece algo bueno. Pero esto también implica que conducir sea más barato y la gente use más sus automóviles. Al final, esto puede suponer el consumo de más combustible. El mismo fenómeno ocurre para las bombillas LED, más eficientes energéticamente que las bombillas incandescentes. La gente apaga las LED menos de lo que solían apagar las luces incandescentes, y el consumo de electricidad también puede aumentar.
¿Cuándo resulta positiva para el medio ambiente la ecoeficiencia? Para que beneficie al medio ambiente, la ecoeficiencia no debe aumentar demasiado la demanda, especialmente a un precio bajo. De lo contrario, lo que se gana, por un lado, gracias a la ecoeficiencia (disminución de los recursos por producto), se pierde por el otro por un excedente de demanda (aumentos en los recursos totales necesarios para satisfacer la nueva demanda) . Por lo tanto, es necesario que la ecoeficiencia se asocie con una política de moderación de la demanda. Esto puede suceder 1) a nivel del consumidor, por una conciencia de la necesidad de limitar las compras y 2) a nivel de la empresa, mediante una política de mantener o aumentar el precio de venta.